El señor y shogun Takagawa, envia a su fiel y joven samurai Shukaku, en una misión suicida, la guerra esta terminando y el final llevará al triunfo del enemigo. Al noble señor sólo le espera la derrota y la venganza, depositando su confianza en Shukaku quien se convertiría en su justo vengador.
El plan es simple pero peligroso, el samurai tiene que pasarse al ejército enemigo, ganarse la confianza del shogún Utaro y en el momento en que este derrote a Takagawa, el jóven no lo permitiría gozar de su triunfo pues lo asesinaría.
Shukaku va en busca de su destino, él sólo tiende una emboscada a Utaro quien lo vence y detiene pero viendo su valor le perdona la vida, es así como se pone bajo el mando del nuevo amo y da inicio al cumplimiento de su verdadera misión.
Para demostrar su valía y ganar la lealtad de Utaro, Shukaku pelea en primera fila durante de las batallas que sucesivamente van derrotando a las fuerzas de Takagawa. En los descansos de la guerra el joven samurai, conversa con Utaro y van formándose vínculos de compañerismo y amistad, como cuando salen de cacería, o cuando Utaro protege a Shukaku de sus imprudencias como conquistador de esposas.
Al final, llega el día de la última batalla, el ejército de Utaro esta por vencer al de Takagawa, sólo faltan minutos para que la victoria se consolide y el triunfador en lugar de celebrar, se vuelve hacia Shukaku y le dice: "Este es le momento. Si me matas ahora no veré consumada mi victoria...", en el diálogo que sigue la amistad se convierte en una nueva lealtad construida en base a la confianza, como lo dice, muy bien, Shukaku: "Hay un inconveniente. Al principio yo fingía ser tu amigo... después no fingía. Lo era".
(Historia de Ricardo Ferrari con dibujos de Kato, publicada en Nippur Magnum 112)
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