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viernes, 8 de junio de 2007

Entrevista a Ramon Columba : Segunda Parte

Segunda parte: conceptos y origen de las publicaciones Columba

De retratista en los bancos de la escuela –donde dejó uno del doctor Carlos Pellegrini que actualmente se exhibe en la sala de la Bandera- pasó a la caricatura, que no es sino el relato “relámpago”, abreviado y psicológico de una persona, según lo define Columba y fue a esta facultad extraordinaria que él tanto domina, a la que debió su éxito, no repetido por ningún otro dibujante. En Hollywood (California) cuando después de ser “desahuciado” por los periodistas mejicanos de que no lograría llegar a entrevistar a los astros del cine –pronóstico confirmado allí por los colegas norteamericano- fue tan grande la propaganda que le hizo el gran diario de Los Angeles “Los Angeles Daily Times”, que “llegó” a todos, a Carlitos Chaplin, Norma Talmadge, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Mary Prevost, Monte Blue, Irene Rich, Rodolfo Valentino, Collen Moore y Luisa Fazenda, hasta agotar el elenco de las luminarias hollywodenses de la época.
Dos palabras, ahora, sobre su famosa revista homónima. Cuando Ramón Columba inició en 1923 –hace precisamente treinta años- su revista “Páginas de Columba”, las puertas de esta primera revista criolla se abrieron de par en par, para todos los lápices noveles y así entraron a publicar sus primeros trabajos: Dante Quinterno, Divito, José Luis Salinas, Raúl Roux, Gonzáles Fossat, Iribarren, Tabernig, Muñiz, Cotta, Linaje y Valdivia, entre otros. Hasta entonces las revistas porteñas estaban dirigidas y dibujadas por maestros europeos radicados entre nosotros. Ellos eran: Stein. Sojo, Mayol, Cao, Zavattaro, Villalobos, Gimenez, Eusevi, Redondo, Friedrich, Medina Vera, Martinez Jerez, Alonso, Málaga Grenet, Navarrete, Olivella, Rojas...Estos fueron los que nos enseñaron el camino –declara Columba- aunque yo me confieso, en particular, discípulo de José María Cao, el gran caricaturista que después de haber colaborado en “Don Quijote” con Eduardo Sojo, se convirtió en el primer lápiz de “Caras y Caretas”. (2)
-¿Cómo se reveló en usted la vocación por el humorismo?
- Fue debido a la admiración que me inspiraban, precisamente, las caricaturas de Cao en “Caras y Caretas” a comienzos del siglo.
-¿Y usted llegó a conocer al maestro?
-Una sola vez cambié breves palabras con él. Fui a verlo con Pelele para pedirle su cooperación. Estábamos organizando en 1917, un Salón de Humoristas y le solicitamos algunos originales.
-¿Cuándo fundó “Páginas de Columba?
- En 1922, en forma de álbum de caricaturas. Se vendía en las librerías y dado el éxito alcanzado y con el apoyo del comercio –a la Franco Inglesa y a la Cervecería Quilmes, les debo el primer apoyo- en 1923, la hice revista popular y así comenzó “Páginas de Columba”. Daba un “Suplemento Infantil”, cuatro hojitas en papel de color, con historietas que gustaron tanto que, cinco años después, en 1928, se convirtieron en 16 páginas grandes: “El Tony”. A ésta le siguió “Intervalo” en 1945, “Fantasía” en el año Sanmartiniano (1950) y en el 51, “Intervalo Extra”.
-¿A qué se debe según usted, el triunfo de la historieta?
-A la constante avidez de los lectores por la aventura de que antes eran intérpretes Dumas y Julio Verne. La versión literaria se siente ahora enriquecida por la prodigiosa imaginación de los dibujantes. Hay otra ventaja en nuestra labor y es la síntesis gráfica. “Un dibujo dice más que mil palabras” –según el proverbio chino. Y eso se cumple en la historieta, ayudando a conocer –en cuanto a las novelas adaptadas de “Intervalo” e “Intervalo Extra” se refiere- obras extensas que antes no llegaban a la masa.


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(2) “Caras y Caretas”. Revista aparecida en 1897. Dedicada inicialmente a la sátira política abarcó posteriormente temas de interés general. Desapareció en la década del treinta aunque el título fue utilizado en diversas oportunidades, incluso en la actualidad (Carlos Martinez).

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